Sistema de calefacción al vacío.
Es similar al sistema de vapor a presión
con bomba de retorno para el
condensado. La diferencia principal es que en el sistema de vapor a presión se puede eliminar el aire de los tubos y
radiadores al abrir ventilas termostáticas. El sistema al vacío opera
usualmente a una presión de caldera inferior a la atmosférica. Por tanto, la bomba de vacío debe extraer los
elementos no condensables de la tubería y los radiadores y descargarlos al
aire. En la figura se muestra esquemáticamente el funcionamiento de una bomba
de vacío.
Esta unidad
colecta el condensado en un tanque mientras una bomba hace circular el agua a
través de un conductor (1), que succiona el gas no condensable para crear el
vacío requerido. El lado de descarga de la boquilla del conductor se encuentra
a una presión superior a la atmosférica. Así, un sistema automático de control
permite que el gas no condensable escape hacia la atmósfera conforme se
acumula, y el exceso de condensado retorna a la caldera cuando alcanza cierto
nivel en el tanque.
Los sistemas de vacío se dimensionan
usualmente para una caída total de presión que va de 0.25 a 0.5 lb/puig2. En
los sistemas de largo recorrido (unos 60 m) se usa 0.5 Ib/puIg2 de caída total
de presión para reducir los calibres de la tubería.
Algunos sistemas
operan sin bomba de vacío y eliminan el aire, durante el arranque matutino, a
base de un intenso trabajo de la caldera, mientras el sistema de tubería se
encuentra a presión superior a la atmosférica. Durante el resto del día, cuando
la actividad de la caldera se reduce, el sistema opera al vacío.
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